El dinero físico va a quedar, irremisiblemente, para calderilla, empujado por el electrónico, al igual que el papel empujó al metal.
VISA y otras dos empresas cobran un impuesto privado por cada transacción (de débito, no de crédito) realizada, que puede llegar al 15% en algunos casos y qué es del 10% en venta por interné. Esto implica que compañías privadas extranjeras deciden qué sector de la economía apoyar o trabar con una carga financiera.
Esta ganancia debería ser efectuada sólo en transacciones de riesgo o de crédito. En las restantes, debería existir un monopolio estatal sin comisiones, tal y como hizo la dinastía china Song con el dinero en papel.
Es decir, el BCE debería establecer una divisa electrónica.
Desde mi punto de vista, los beneficios son múltiples y las desventajas mínimas, excepto para dos o tres compañías americanas... ¿se hará?