Todos estos peculiaridades de los musulmanes nos parecen absurdas, pero cada vez menos. Hoy en día es cada vez más normal que se divulgue asuntos inherentes a la religión musulmana en los telediarios (inicio del Ramadán, fiesta del cordero, etc.), algo que no ocurría antes. Esto es síntoma de la presencia cada vez mayor de los moros y muladíes en nuestra sociedad.
En Sevilla organizaciones islámicas han pretendido construir una mezquita, en el barrio de Los Bermejales sobre un solar de 6.000 metros cuadrados, con capacidad para 700 personas y un minarete tan alto como la Giralda. El solar fue cedido por el Ayuntamiento a una agrupación islámicas radical.
En unos años, quizás tengamos una sociedad europea con una mayoritaria presencia musulmana, incluidos los conversos. Ya hay pueblos en Francia, de mayoría musulmana, donde se aplica de facto las normas islámicas y de donde los franceses de origen han tenido que emigrar. Es posible, aunque no nos agrade, que nuestros hijos (más bien hijas) se casen con musulmanes y que nuestros nietos sean musulmanes.
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