La frase Probablemente Dios no existe, así que despreocúpate y vive la vida, fue formulada hace muchos siglos en un sentido diferente por Pablo de Tarso: Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!
Ambas frases tienen su lógica a pie de obra, pero la desaparición del yo y la separación definitiva de lo que una persona considera como su todo, está ahí aunque no se quiera. Normalmente, en algún momento la gente se pregunta por este asunto. Es curioso, que a partir de los setenta años, (que la hora de la verdad se va acercando) la gente suele hacerse más preguntas sobre estos temas, aunque no lo compartan con casi nadie. A partir de esa edad, se tiende a frivolizar menos y a hacer menos brindis al sol sobre el asunto; algunos incluso no quieren ni oír hablar del tema de la enfermedad, vejez y muerte, aunque la procesión vaya por dentro.
Aunque muchas veces no hay que esperar hasta los setenta y más pronto que tarde, uno se puede encontrar con que se tiene una enfermedad incurable (tumor, accidente, etc.) y que en unas semanas, meses, se va morir y que se acabó todo, que ya no volverás a ver a sus hijos, mujer, padres, familia, amigos, etc. La desaparición de los seres queridos también hace que el ser humano se cuestione su destino final.
En otros casos los signos de envejecimiento (calvicie, canas, impotencia, andropausia, colesterol, diabetes, varices, hipertensión, artrosis, etc.), anuncian que el cuerpo empieza a acercarse a su fecha de caducidad; y que en breve el yo pasa de ser a no ser, del todo a la nada. El cuerpo muerto habrán sido reducido a cenizas o estará pudriéndose dentro de un ataúd y siendo devorado por las cuadrillas de la muerte.
El ser humano, al igual que los salmones rojos de Alaska, nace, crece, se multiplica y muere antes de tiempo devorado por los osos o mueres deteriorado y viejo río arriba pasto de los hongos y devorado por los carroñeros.
No importa lo que se diga a los demás al respecto, ni lo que se manifieste públicamente en un sentido o en otro; lo importante es lo que se piense y se sienta sin engañarte a uno mismo, sin ocultarte de uno mismo y de la verdad de su ser, eso que llaman ponerse delante del espejo.
En cualquier caso en unos pocos años cuando nos abrace la Hermana Muerte todos sabremos si la frase Probablemente Dios no existe es una probabilidad correcta o errónea. Si no hay nada se apagará la luz y fin de la función; si hay algo habrá que traspasar esas puertas misteriosas y sin retorno para que se desvele el misterio. Basta con dar tiempo al tiempo.
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